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LA  INSENSATA VIOLENCIA QUE  ATIZA  EL FUEGO



Ambassador,
the translation of my piece by a well-known Latin American writer could be circulated in the press in your country, if you like.
regards
vs

 

                                           Traducido del Inglés por Jorge Armand

          Las violentas turbas musulmanas que han  estado sembrado la muerte y destrucción simultáneamente en muchos países- como reacción frente a los  insultos y otro tipo de profanaciones en  contra del Islam  publicadas recientemente , sin considerar de donde provienen o  quien es el autor de las mismas, se están convirtiendo en un fenómeno común que se repite con creciente regularidad y que ha resultado en asesinatos y grandes daños a la propiedad. Nadie parece estar en capacidad de controlarlas en prácticamente ningún país musulmán, ni siquiera en naciones  con una considerable población musulmana como la India.

         La naturaleza espontánea de estos estallidos de violencia- hayan éstos sido o no  orquestados o alimentados a través de internet, conducen a nuevos y mayores estallidos de violencia. La razón de esta recurrencia es que en la mayoría de los casos sus perpetradores-quienes en su mayoría son elementos marginales  inmediatamente repudiados por sus mismas comunidades y  gobiernos respectivos, se regocijan secretamente de los crímenes cometidos,  inspirando a cometer  desmanes similares a individuos de la misma ralea en otros países. Obviamente, este insensato círculo vicioso debe ser desactivado. Los coléricos deben darse cuenta que en las democracias occidentales las leyes y costumbres, por muy desagradable que  puedan parecer a muchos, no permiten la restricción de la libertad de expresión y esto no va a cambiar en el futuro cercano. De  allí que quizás el tiempo haya llegado para que la parte agraviada reexamine sus criterios y no se pronuncie de la manera que los causantes de estos insensato actos de violencia  quieren que se pronuncie, es decir, inspirando estos actos de violencia, ya que a mayor sea la violencia mayor será su satisfacción.

 

 

 La justificación de la cólera manifestada por los musulmanes podría llegar a ser cuestionada hasta por los  musulmanes,  e incluso hacerse insostenible para ellos mismos, si estos   mirasen lo que sucede a su alrededor. Recordemos que hace apenas pocos años  en el mundo musulmán se cometió un sacrilegio mucho peor en relación con los Budas de Bamian (Pakistán) En una escala de 0 a 9, si la ofensa representada por las caricaturas y las imágenes presuntamente divulgadas por You Tube y otros sitios de internet  ocupa una posición de 4 o 5, la destrucción de los Budas de Bamian sobrepasa la posición 9 desde cualquier punto de vista que se mire, sin que por ello estemos diciendo que los ultrajes  puedan compararse o cuantificarse. A pesar de eso ningún budista salió a pedir la cabeza de los causantes de tal ultraje, ni la propiedad de ningún musulmán fue incendiada en ninguna parte del mundo, ni ningún musulmán se sintió amenazado. Y lo que es más, ningún hombre, mujer o niño musulmán en ninguna parte del mundo sintió miedo de la venganza de ningún sector. El anuncio de que los Budas de Bamian iban a ser destruidos se realizó varios días antes.  El gobierno de Pakistán, país donde este tipo de violencia suele propagarse más rápidamente que en otros países, pudo haber intervenido para evitar la más abominable blasfemia que el mundo haya conocido en tiempos modernos, pero no lo hizo. Tampoco lo hizo Arabia Saudita, ni ninguno de los países donde este tipo de violencia suele ocurrir. En la mayoría de los casos lo que hubo fue un silencio de piedra.

En la India, el ulema llegó a ofrecer una alta recompensa por las cabezas de los responsables de las caricaturas y las protestas se extendieron a varias ciudades indias. En contraste, ninguno de los dignatarios islámicos pidió las cabezas de aquellos talibanes de Bamian, ni hubo protesta o tumulto alguno después de la destrucción de los Budas.

·El mundo musulmán debería considerar que la angustia y el dolor causado a los budistas de todos los rincones del planeta, incluyendo  las dos Coreas, Japón, China, Mongolia, India , gran parte del Sureste Asiático y varios otros países, fueron infinitamente más profundos que los causados por las caricaturas y otras ofensas de algunos individuos aislados, en lugar de las agresiones realizadas en Bamian por  colectividades. Cientos de millones de personas pertenecientes a variadas sectas budistas alrededor del mundo sufrieron el sacrilegio, el desprecio y las amenazas de muerte perpetradas contra ellos tan hondamente como lo han sufrido los musulmanes. Pero si no reaccionaron como los musulmanes debe ser porque han ascendido a  un escalón más alto en la escala de la civilización. Su religión les ha enseñado que toda vida, sea la de un budista o de cualquier otra religión, es sagrada. Los budistas que sintieron en su alma un gran shock por aquella pérdida internalizaron su sufrimiento orando por el perdón de sus agresores. He aquí una lección para los musulmanes, si es que ellos desean  mostrar al Islam como una religión de paz.

Por  otra parte, el mundo occidental debe ponerle  punto final a este tipo de libertad de expresión que ofende tan gravemente a ciertas religiones, aunque  sin permitirse ser chantajeado por la retrógrada  interpretación teológica de un determinado grupo religioso con capacidad de activar reacciones supra nacionales de histeria colectiva.

 

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